Chapter 200
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Capítulo 200
“Señorita Norma, no debe sentir ninguna carga, usted es la única mujer que el señor Gonzalo ha reconocido y traído a la casa ancestral. Esto ya demuestra que realmente no le importa su estatus; lo único que quiere es a usted. El mes pasado, él rompió su compromiso con la familia Lazo por usted, con los mayores presionando demasiado y hasta usando las acciones como amenaza. El señor Gonzalo, con su imponente presencia en los negocios, no les dejó espacio para resistirse. Pero no puedo creer que esos hombres se atrevieran a atacar al señor Gonzalo. Ni se imagina, casi pierde la vida, estuvo en cama por un mes entero y apenas pudo levantarse, fue a buscarla…”
Mientras hablaba, levantó la mirada hacia mí, luego bajó la cabeza rápidamente y se quedó en silencio.
Sabía que tenía que estar Gonzalo detrás de mí.
“Señorita Norma, si necesita algo, llámeme. Ahora tengo que irme“.
Su manera de irse me hizo entender que el lugar de Gonzalo en la familia Hoyos era absolutamente inquebrantable.
“Gonzalo, ¿qué te hicieron? ¿Dónde te lastimaste?” Haber estado un mes entero sin poder levantarse de la cama, ¿qué tipo de herida podría causar tanto dolor?
Mi corazón se apretaba de pensar en levantar su camisa, pero él me agarro la muñeca.
“Hay cámaras aquí, ¿segura que quieres hacer esto aquí?”
Solo entonces recordé que estábamos en el pasillo, lleno de cámaras, y yo intentando revisar debajo de su camisa, mi cara se enrojeció al
instante.
“Quiero ver tus heridas“.
“¿Entonces vamos a mi habitación?” Propuso con una sonrisa en sus labios, como si tramara algo, y no supe por qué, pero mi corazón se aceleró. “Es solo para revisar las heridas“.
Lo seguí y cuando iba pasando por el estudio, vi la puerta abierta y a Emilio aún arrodillado allí.
Cuando pasé, pareció notarme y nuestros ojos se encontraron.
Bajé la mirada, sintiéndome culpable.
“¿No vas a preguntarme por qué está arrodillado?” Gonzalo preguntó apenas entramos a la habitación.
Negué con la cabeza.
“No deberías haber tomado esa medicina. Nadie desea más que yo reparar las penas de nuestra vida pasada, tú y el niño. En esta vida, te protegeré a ti y a nuestro hijo“.
Mientras hablaba, bajé la vista, pero él levantó mi barbilla y besó mis ojos llenos de lágrimas.
“Confía en mí“.
Podía confiar en él…
Pero no confiaba en mí misma, no sabía si podía estar a la altura que él merecía, sin convertirme en una carga para
él.
“Lo único que quiero es a ti, no importa tu estatus“.
Mis labios se tensaron, luchando por no llorar.
Pero él me rodeó con sus brazos, levantando mis caderas, mis piernas instintivamente rodearon su cintura, pasó de besar mis lágrimas a mis labios, un sabor salado al principio, seguido por su dulzura, llevándome a las nubes,
Me abrazó con cuidado, protegiendo mi cabeza con su mano, y luego me colocó suavemente en la cama, como si todo estuviera destinado a ser, no podía resistirme.
Y tampoco quería perdérmelo…
Tal vez, desde el principio había estado mal, pero que así fuera.
O tal vez, el volver a empezar había sido para reunirnos, donde no había bien ni mal, ni diferencias de estatus.
Yo, al igual que él, exploré cada centímetro de su piel, sin poder resistirme, acaricié la cicatriz en su cintura, y subiendo más, encontré una nueva cicatriz sobre su corazón, cosida con cuidado.
Eran ocho puntadas en total.
Debía haber dolido mucho.
¿Quién tendría el corazón p
herirlo justo ahí?
Ocho puntadas podrían haberle costado la vida.
Pero ese mes, parecía que lo había visto asistir a eventos financieros, probablemente para estabilizar la moral, soportando el dolor para hacerlo.
Porque él en el pasado, nunca aparècia ante la cámara, no es de extrañar que ese mes apareciera con frecuencia.
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