Capítulo 84
Capítulo 84
Leandro Reyes se habia ido después de estar una hora.
Evrie no lo molest6 en su trabajo; al fin y al cabo, desde que habia vuelto del extranjero, las llamadas no dejaban de sonar y estaba visiblemente ocupado.
Era una noche silenciosa y tranquila, no se ofa ni un ruido fuera de la habitacion del hospital. La enfermera, al ver que Evrie se habia dormido, le apago la luz y se fue.
Después de un tiempo, la puerta de la habitacion se abrié silenciosamente y una figura alta y delgada con bata blanca entré y se pard junto a su cama.
Evrie sintio cosquillas en la cara mientras dormia y, medio dormida, abrié los ojos, viendo la silueta en la oscuridad, y se pegd un buen susto.
— 4Qué haces?— pregunt6, alarmada.
Aunque no se distinguian bien sus rasgos en la oscuridad del cuarto, Evrie reconocia esa presencia y ese olor fresco y limpio que emanaba de él.
Farel le pellizcé la mejilla y su voz grave cay6 como un martillo desde arriba.
—yYa no te duele el estomago, estas Ilena de energia, hasta tienes fuerzas para resistirte. — Encontr6 que sus palabras eran extrafias y fruncio el cefio.
— £Qué quieres decir? Hoy no te he hecho enojar en todo el dia, gverdad?— —Compensar. —
— 4Qué?—
Farel se inclin6é hacia ella —Leandro te trajo algunas porciones de sopa y te deshiciste en agradecimientos, querias compensarle muy bien. Yo te he salvado la vida varias veces; tal vez deberias recompensarme también. —
Al decir esto, su mano se movié hacia abajo y comenzo a desabotonar su ropa.
Evrie abrid los ojos como platos, asustada.
—Acabo de ser operada, mi herida todavia esta fresca, gacaso no tienes corazon?— Farel solt6 una risa fria —Tu herida esta en el estomago, no en la boca. —
— £Qué quieres decir?— Evrie sintid un escalofrio.
Entonces escucho el sonido —clac— de un cinturén desabrochandose y después, la mano del hombre cubrid sus labios, su pulgar firme forzando su boca a abrirse.copy right hot novel pubTêxt © NôvelDrama.Org.
La mente de Evrie zumbo y estallo.
Intento girar la cabeza para evitarlo, pero él la sujet6 con fuerza, inmovilizandola.
— jFarel, estas loco!— Evrie mird incrédula.
No podia ver su expresion en la oscuridad, pero podia sentir su enojo en cada uno de sus movimientos dominantes.
—
Evrie finalmente entendio: jestaba celoso de Leandro otra vez! jHabia escuchado lo que le habia dicho a Leandro ese dia! Estaba en problemas.
En un intento desesperado por llamar a alguien, traté de presionar el timbre de llamada de la cama, pero Farel la sujet de las mufiecas y las presiono contra la almohada.
Evrie intent6 gritar, pero entonces escuché pasos afuera. —No te muevas. — En la oscuridad, la mano grande de Farel cubrid su boca con fuerza.
Ambos estaban tendidos en la oscuridad, uno encima del otro, sus cuerpos pegados y su aliento mezclandose en el aire cadtico.
El pecho de Evrie se levantaba y caia con nerviosismo y emocién.
La fuerza en sus manos era demasiado grande; queria gritar, pero no podia, y en su desesperaci6n, mordié la palma de su
mano.
El intento de escapar solo habia empeorado las cosas.
Evrie se arrepentia tanto que deseaba morirse.
No fue hasta que los pasos se alejaron que Farel la mordié con fuerza una vez mas antes de levantarse de sus labios. Evrie respiraba con nerviosismo, su voz ronca y baja.
Queria moverse, pero sus manos seguian presionadas contra la almohada.
—Suéltame. —
—No—
— £Qué es lo que quieres realmente?—
—Seguir con lo de antes, ya sabes. — Dijo Farel, yendo al grano.
Lo de antes...
Humillarla era suficiente, pero también queria usar esa parte de su cuerpo...
Evrie mordio su labio inferior y lo mird con incredulidad —Estamos en un hospital, ghas perdido la cabeza?— —Por eso es mas emocionante, gno crees?—
Evrie no podia creer que a mitad de la noche se le antojara eso, no podia empujarlo, no podia calmarlo.
Farel respondié con indiferencia — ,Ah si?—
Evrie se mordio el labio, diciendo con humillacién: —Con respecto a lo que acabas de pedir, puedo ofrecerte que tome la iniciativa dos veces, ,qué te parece? —
En el pasado, no importaba cuanto la torturase, cuanto la hiciera sudar en la cama, con cuantas variaciones y juegos, ella nunca habia bajado la guardia.
Pero esta vez estaba dispuesta a arriesgarlo todo. Era algo ante lo cual uno simplemente no podia resistirse. Sus ojos se oscurecieron gradualmente y se le movié la nuez de la garganta.
Farel entrecerro los ojos y dijo: —Hagamoslo por tres veces mas, seis veces en total.