Capítulo 172
Capítulo 172: No Soy un Fantasma. ¿Por Qué Tienes Tanto Miedo?
Lucía hablaba con un tono intencionalmente ambiguo.
Valentina agarró su celular, luciendo algo incómoda.
Del otro lado de la linea, Alonso también se sentia inquieto. Quería explicar algo, pero de repente
cambió de opinión y decidió no hacerlo.
-Buenos días, Valen. Mandaré a mi asistente a buscarte -dijo Alonso, preocupado por dejar a
Valentina más tiempo en la Villa Valenzuela.
Aunque las pruebas existentes no demostraban que Lucia hubiera hecho algo contra Valentina, él. seguía desconfiando.
Después de decir esto, Alonso colgó. Valentina se quedó mirando su teléfono, desconcertada.
Con curiosidad, Lucía preguntó.
-Valen. ¿qué dijo Alonso?
-Que enviará a su asistente por mi.
Valentina pensó que Alonso debía necesitarla para algo, así que no lo pensó demasiado.
Pero Lucía sabía que en realidad, Alonso estaba protegiéndose de ella. Sin embargo, lo que quería que Valentina supiera ya lo había dicho. Pensando en Santiago, Lucía miró a Valentina
con una expresión compleja.
-¿De verdad has visto a don Mendoza?
-Lo he visto -Valentina recordó la máscara que había visto y preguntó con duda-. ¿Usa una
máscara porque es extremadamente feo?
Lucía se quedó sorprendida por un momento. Pero luego lo entendió. ¿Don Mendoza siempre
usaba una máscara cuando Valentina lo veía?
¡Eso era!
En la mirada curiosa de Valentina, Lucía parecia tener dificultad para hablar.
-No es que sea feo, pero don Mendoza es discreto. Con su estatus, si quisiera pasar desapercibido, no necesitaría usar su verdadero nombre, ¿verdad?
¡Claro que no! Pero el tema de pasar desapercibido… Valentina sintió algo extraño en su
corazón, como si algo la bloqueara. Quería entender esa sensación extraña, pero parecía algo
escurridizo.
Las dos salieron del pequeño edificio y, al llegar al edificio principal, el asistente de Alonso ya las
esperaba.
-Señorita Lancaster, por favor…
Valentina subió al coche y, media hora después, llegó a la joyeria del Grupo Valenzuela en Coralia. Pero Alonso no estaba alll. Al enterarse de que Alonso habla tenido que salir de improviso, Valentina
solo se quedó un rato en la empresa y luego se fue a una cafetería cercana en el centro comercial para esperar a que Alonso terminara sus asuntos.
Apenas se sentó, escuchó la voz de unas mujeres detrás de ella:
-Dicen que el patriarca del Grupo Valenzuela de Guadalajara, don Raúl, ha acogido como nieta a
Valentina Lancaster en Coralia.
-Lo escuché, ¿pero por qué ella?
-¿Qué suerte tuvo? ¿O le habrá dado a don Raúl alguna poción para confundirlo? NôvelDrama.Org: owner of this content.
-Ahora es casi parte de la familia Valenzuela. ¿Tendrá la oportunidad de heredar la fortuna de la familia Valenzuela en el futuro?
-¡Qué fastidio!
Aunque no muy familiarizados con ellos, Valentina reconocía cada una de esas voces. Eran sus
antiguas amigas». Sin ganas de encontrarse con ellas, decidió cambiar de cafeteria. Pero justo
亚
cuando se levantaba, otra voz llegó desde atrás:
-Si ella tiene o no esa suerte, es otra historia. He escuchado que si no tienes suficiente fortuna, incluso la buena suerte puede ser arrebatada por los dioses. ¿Y si le sucede algo, como caer al
agua…?
La voz de Carmen era mucho más familiar para Valentina que las de sus falsas amigas.
Al oir a Carmen mencionar la caída al agua, Valentina se puso alerta y desechó la idea de irse.
-Bueno, dijiste «¿y si?», y eso es incierto -dijo alguien con indiferencia entre las falsas amigas.
-Si hubiéramos sabido, habríamos mejorado nuestra relación con ella. Ay, en el bar Noche Estelar incluso nos burlamos de ella la última vez. Todo es culpa de Luna. Me pregunto si ahora es demasiado tarde para hacer las paces con Valentina.
Demasiado tarde o no, hay que intentarlo.
-Claro, claro, claro, si ella nos perdona y se hace amiga de la media señorita del Grupo
Valenzuela, ¡cuánta envidia despertaria eso!
+15 BONOS
Por un momento, las falsas amigas no hacían más que elogiar a Valentina. Carmen frunció el
ceño.
-Puede que ya haya sido devorada por los peces del mar, ¿para qué ser amable? ¿Qué amabilidad?
Cuando alguien intentó llamar a Valentina, se encontró con que su teléfono estaba apagado.
-¿Por qué está apagado? -preguntó la persona, claramente decepcionada.
Carmen, por otro lado, soltó una risa fría y satisfecha.
-¡Si ya no está, por supuesto que estará apagado!
-¿Qué quieres decir? -preguntaron las demás, mirándola con confusión.
Esa mañana, antes de salir, Carmen había escuchado que los hombres del señor Valenzuela estaban recuperando un cuerpo en el mar cerca del puerto. Si Valentina todavia estuviera viva, ¿ para qué buscarian un cuerpo?
Y Damián había sido llevado a la comisaria. Ella no había hecho nada esa noche, asi que no podian sospechar de ella. ¡Mientras ella no dijera nada!
-No es nada, -Carmen sonrió triunfante-, si quieren hacer las paces con ella, adelante.
Dicho esto, Carmen se levantó y salió de la cafeteria. Hoy estaba de humor para ir de compras y pasó el dia en las tiendas de marcas de lujo del centro comercial, sin notar que alguien la seguía
de cerca.
Valentina había comprado una gorra para pasar desapercibida y siguió a Carmen. Hasta que
Carmen entró al baño, Valentina no dudó en seguirla.
Cuando Carmen estaba saliendo del baño, su teléfono sonó en su bolso. Pero no respondió de
inmediato, decidiendo lavarse las manos primero.
El teléfono sono una y otra vez, resonando en el baño, pero Carmen no se apresuró, tomándose
su tiempo para retocar su lápiz labial. Valentina no pudo evitar comentar:
-Esa llamada parece urgente. ¿No va a responder, señorita Garcia?
Carmen frunció el ceño. La voz le sonaba familiar, pero no asoció a Valentina con ella. Miró en el
espejo a la persona con la gorra, la cabeza baja, apenas viéndole la cara, y Carmen sonrió con
desdén.
-Si respondo o no, ¿qué te importa…?
+15 BONOS
No terminó la frase. Valentina levantó ligeramente la cabeza. Aunque la gorra cubría la mitad de
su rostro, Carmen la reconoció.
-Vaya… Valentina…
Carmen, mirando el reflejo en el espejo, no podia creer que fuera Valentina. Pero en un instante, Valentina se quitó la gorra con consideración para dejar ver su rostro, alisando su largo cabello castaño, y miró directamente a Carmen.
-¿Qué pasa conmigo? -Valentina sonrió, pero sus ojos destellaban firmeza.
-¡Ah…!
Carmen retrocedió instintivamente, pero perdió el equilibrio y cayó al suelo. Valentina le extendió amablemente la mano para ayudarla a levantarse. Pero Carmen estaba aterrorizada.
-No te acerques… tú… deberías buscar a Damián… no tiene nada que ver conmigo…
Esa reacción hizo que Valentina sospechara aún más.
-No soy un fantasma, Carmen. ¿Por qué tienes tanto miedo? -Valentina se agachó.
Carmen se quedó atónita. ¿No era un fantasma? ¿Valentina no estaba muerta? ¿Cómo podía ser posible?
En su asombro, Valentina de repente agarró su muñeca. Carmen, aún aterrorizada, gritó. Sintiendo el frío de la palma de Valentina, Carmen estaba llena de miedo, intentando zafarse, pero Valentina apretó más fuerte..
De repente, Valentina se volvió seria, sus ojos se endurecieron, y preguntó con frialdad: -¿Acabas de decir que no tiene nada que ver contigo? ¿A qué te refieres?